Gloria y honor a la Mártir de Cristo
que en la arena luchando valiente
esmaltó con su sangre inocente
de pureza el virgíneo cendal;
y hoy ostenta vibrante la palma
que en el cielo su trinfo pregona
mientras Cristo su frente pregona
con la gloria del lauro inmortal.
que en la arena luchando valiente
esmaltó con su sangre inocente
de pureza el virgíneo cendal;
y hoy ostenta vibrante la palma
que en el cielo su trinfo pregona
mientras Cristo su frente pregona
con la gloria del lauro inmortal.
Pura azucena, morado lirio,
rosa fragante, flor de martirio;
flor que embalsamas de auras de cielo
nuestros hogares :Cuando tu vuelo
como paloma pasastes aquí,
tú ser quisistes, desde ese día,
amparo siempre, consuelo y guía,
del que en sus penas se acoge a tí.
Tú nos bendices desde la altura
donde en tu iglesia, radiante y pura
luce tu imagen como la aurora,
mirando a un pueblo que canta y ora,
e implora siempre tu protección;
que allí tu trono fijar Dios quiso
como trasunto del Paraíso
como promesa de bendición.
Mártir de Cristo, Virgen sagrada,
a quien Dios hizo nuestra abogada;
por tí alentados, la vida entera
seguir queremos nuestra carrera
bajo tu sombra y en tu loor,
cantar fervientes himnos de gloria,
como trofeo de tu victoria,
como tributo de nuestro amor.
Letra: Padre Sañudo, S.J.
Música:
........- Francisco Cervantes de la Vega.
,.......- Manuel Domínguez Merino (de las estrofas).
Bien por mi Parroquia. Una vez más ofreciendo posibilidades acordes con los tiempos actuales. Animo desde aquí a todos a formar parte de cualquiera de los muchos grupos que existen en la misma. Vuestras vidas espirituales se enriquecerán, difrutaréis de la convivencia con los demás, aumentaréis conocimientos y compartiréis los vuestros con los de otros.En definitiva seréis sal en la tierra.
ResponderEliminarComo miembro del Coro quiero dar las gracias, en primer lugar, a Sta Eulalia por su testimonio, fuente y origen de la fe de tantos y tantos cristianos a través de la historia; el referente es único. En segundo lugar a mi maestro D. Manuel Domínguez, al que debo tanto y al que recordaré siempre con enorme cariño y gratitud, y también a D. Antonio Bellido, hacedor de las letras que D. Manuel ha musicado y que podemos cantar a nuestra Martir. Muchas gracias a los dos, pilares de mi vida musical y espiritual.