“Traxo después desto el príncipe [Recaredo] sobredicho batalla gloriosamente contra las gentes que se leuantaron, tomando ayuda de la fee; porque poco menos[a] sesenta mill armados de los franceses, que auian venido en las Galias para ayudar la heregia arriana, con el duque [Claudio] de Mérida [postró]; adonde venció con glorioso vençimiento[1]”.
Lucas, Obispo de Tuy.
La figura de Santa Eulalia de Mérida aparece especialmente singularizada en dos momentos muy importantes de la formación de Francia.
Fue el primer momento franco-eulaliense de considerable alcance la victoria del Duque Claudio sobre los arrianos que habían invadido la Narbonense.
Uno de los problemas de la antigua Galia era el arrianismo y Santa Eulalia, según expone Bernabé Moreno de Vargas, coadyuvó a su extirpación.
El arrianismo como problema, personificado en Leovigildo, también había sido sufrido especialmente en la
Península Ibérica según interpreta Gênet Balard[2]; para éste el arrianismo era un inconveniente en la fusión de las civilizaciones germana y romana en cualquiera de las provincias imperiales sobre las que se habían asentado (Galia, Hispania o la misma Península Itálica)[3].
De aquí que concluya Balard que mientras “no se resolvió el problema del arrianismo, la estabilidad del occidente cristiano no estuvo segura[4]”.
Según la tradición, expresada por Bernabé Moreno de Vargas, la victoria del Duque Claudio en el año 588, cerca de Carcasona, sobre el arriano Guntherano o Gonterano se debió al favor de Santa Eulalia y fue obra del emeritense Duque Claudio[5].
Para comprender este hecho en su perspectiva histórica real hay que considerar que la lucha contra el arrianismo era tan importante para los galos que el rey franco Clodoveo fue “para el episcopado de la Galia una especie de segundo Constantino[6]” tal como recoge Emilio Litre.
[1] p.192.
[2] “ Bajo el reinado de Leovigildo(567-586), la incapacidad mental de los hombres de la época para diferenciar la unidad del reino de la unidad religiosa, llevó al rey a acabar con el poderío de los suevos, que acababan de convertirse al catolicismo, a aplastar la sublevación de su hijo Hermenegildo, convertido por el obispo Leandro de Sevilla que fue exilado y, finalmente, a impedir cualquier conversión de los visigodos al catolicismo... La desaparición del arrianismo durante los reinados de sus sucesores favoreció la eliminación de los bizantinos ...y llevó a la unanimidad nacional. La fusión de los dos pueblos en el aspecto jurídico tuvo lugar en tiempos de Recesvinto (653-672), con la publicación del Liber Judiciorum.
[3] p.36.
[4] p.35.
[5] “Quien duda que intervinieron en ella los méritos de la gloriosa virgen y mártir Santa Eulalia, la cual había de interceder y socorrer a los naturales como otras muchas veces lo hizo”. p.274.
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