Una de las consecuencias más importantes de la asociación de santa Eulalia con San Tirso es la grosera manipulación en el número de los martirios o torturas que hubo de soportar; éstos han dado lugar a que en la piedad popular Santa Eulalia sea asociada de forma sine qua non a los trece martirios que se han concretado en su Trecenario o Novena de trece días que actualmente se celebra en el mes de septiembre y/ o primeros de octubre.
Para Vicente Navarro del Castillo, y fue el primer historiador emeritense en alzar la voz crítica, este número tan desproporcionado de tormentos “es el punto más falseado de la vida de Eulalia y en donde la imaginación de las actas apócrifas y de los hagiógrafos posteriores más se han apartado de la verdad histórica”.
La inspiración de la Pasión de Santa Eulalia en la de San Tirso tiene un temprano exponente extremeño en Rodríguez-Moñino al que se sumó Carmen García Rodríguez y, por último Juan Gil Fernández; para éste “ los ecos de [su] pasión laten con fuerza en las andanzas y peripecias de la niña” que “es sometida a diversos suplicios, a cual más refinado y cruel: primero recibe una tunda de latigazos; después se le azota con varas verdes mojadas; a continuación se le aplica cal viva y más tarde se le vierte plomo derretido; se frotan sus heridas con trozos de cerámica; se le queman las plantas de sus pies; se le mete en un horno ardiendo; se la pasea desnuda por la ciudad; se la descoyunta y por fin se la crucifica: un selecto catálogo de terrores”.
Antonio Mateos Martín de Rodrigo, del libro "Las Pasiones de Santa Eulalia o África e Hispania".
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