PRESENTACIÓN DEL BLOG

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PRESENTACIÓN DEL BLOG POR PARTE DEL PÁRROCO.

Antonio Bellido Almeida, Párroco.

"Se hace camino al andar"

Antonio Machado.

Comenzamos en el nombre del Señor este Blog que pretende ser la voz de la Iglesia, la voz eulaliense, la historia viva y vívida y el proyecto es vida de vuestra Comunidad Parroquial de Santa Eulalia de Mérida, en Mérida.

"Se hace camino al andar", decía Machado. Habrá que corregirle. Ahora se hace estela al volar. Los potentes medios de comunicación , especialmente "Internet", con el que alucino, sobrevuelan el planeta y al instante. Queremos, pues, sumarnos al progreso y llamar a todas las puertas con nuestras alforjas de palabras, proyectos, ilusiones, historias. Y a compartir y a servir.

"Id por todo el mundo y predicad el Evangelio"(Mt. 28, 19), decía Jesús a la naciente Iglesia. Hoy, nos invita y nos anima desde las fabulosas posibilidades que la técnica pone en nuestras manos. Aquí encontraréis un rincón amigo, una mano tendida, una palabra gratis. Aquí estamos cargados de esperanza en este milenio que vivimos. Aquí encontrarás la piedra y la palabra que nos hablen de la "Bien-hablada", Eulalia.

Aquí tienes la Basílica de Santa Eulalia, alma y almario de una mártir singular, aquí tienes la historia más antigua jamás contada del Cristianismo peninsular. Aquí nos tienes oteando futuros y con los brazos extendidos.

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Santa Eulalia Celestial Patrona de la Juventud de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz

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Parroquia Santa Eulalia de Mérida

bASÍLICA mENOR


LA PARROQUIA SANTA EULALIA DE MÉRIDA
DECLARADA BASÍLICA MENOR
POR SU SANTIDAD EL PAPA FRANCISCO
DURANTE EL PONTIFICADO DE DON SANTIAGO GARCÍA ARACIL 
Y PREFECTO DE LA CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS DON ANTONIO CAÑIZARES LLOVERÁ.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

SOBRE LA CONMEMORACIÓN DEL DIES NATALIS O DÍA MARTIRIAL DE SANTA EULALIA.

CUADERNILLOS MÍNIMOS EULALIENSES.


Antonio Mateos Martín de Rodrigo






Los primeros cristianos romanos, como en otras tantas actividades, comenzaron haciendo uso del mismo ceremonial externo de sus compatriotas idolátricos; por ello celebraban el mismo banquete ritual sobre las tumbas en ocasión del aniversario de la muerte del difunto: en ambos casos la familia se reunía alrededor de la tumba y también al difunto se le hacía partícipe del banquete a través de una apertura realizada en la superficie de la lápida sepulcral o mensa.


Incluso ambos, generalmente, participaban del mismo lugar de enterramiento: las vías de acceso a las ciudades.


Pero a partir de los inicios del siglo III comienza un período de progresiva distinción también externa, especialmente cuando se trata de los considerados mártires; entonces el ágape ya no es una reunión familiar sino un hecho comunitario y convocado por el obispo -esta convocatoria oficial era el reconocimiento oficial de la canonización del mártir tal como se entiende actualmente celebrándose con elementos portátiles como la cátedra episcopal o el altar que era un triclinium o mesa de las usadas para comer-.


El culto a los mártires comenzó en el Norte de África, la zona occidental del Imperio a la que llegó en primer lugar la predicación evangélica: además le llegó directamente desde Palestina; también sería la primera Iglesia en utilizar el latín como lengua eclesiástica.


Los primeros mártires en ser tratados como tales fueron Felicidad, Perpetua y sus compañeros martirizados en Cartago en el año 203.


Y hasta el siglo V sobre las tumbas de los mártires, siempre situadas en áreas idolátricas o cementerios propios, se celebrará el ágape funerario al que se añade la celebración de la Eucaristía como forma distintiva -se entendía que el mártir imitaba a Cristo y su martirio era la prolongación o actualización del martirio del Maestro; también porque se creía que los mártires se encontraban situados en el altar celestial de Dios (Apoc. 6, 9)-.


Evidentemente el ágape funerario cristiano trascendía en las formas internas al idolátrico y celebraba el “refrigerium” o banquete celestial del que ya formaba, “de forma incontrovertible” el mártir -por el mero hecho de serlo tras su muerte se consideraba inmediata “su llegada al cielo” -.


Al parecer el siguiente testimonio occidental fuera de África se documenta en Hispania a través de la Pasión de San Fructuoso, Obispo de Tarragona, martirizado durante la persecución de Valeriano, años 257-258.


Y no es casualidad: Hispania fue tierra evangelizada por los cristianos del Norte de África, como también la Galia, en época de San Cipriano de Cartago.


La ciudad de Roma cristiana siguió también los pasos de la África romana y hacia la mitad del siglo III comenzó a conmemorar a sus ya numerosos mártires -por el contrario los mártires romanos auténticos fuera de la Ciudad Eterna son muy escasos y en la Galia no se documenta ninguno-.


A PARTIR DEL SIGLO IV.


Ahora bien tras la Paz de la Iglesia comienzan a construirse basílicas sobre las tumbas de los mártires en sus cementerios o, como en el caso de Santa Eulalia, en su nuevo enterramiento ya no clandestino -yo lo sitúo en el algibe del Decumanus Máximus frontero a la Puerta de la Villa o de santa Olalla-.


Es de suponer que el lugar erigido para construir el martyrium, ecclesia o basílica, también memoria de santa Eulalia, fue el lugar no en el que murió de forma salvaje, el foro, sino en el que ya muerta fue arrojada para ser consumida por las aves y las fieras salvajes -era esta una novedoso tormento post-mortem de la justicia romana no contemplada en sus leyes ancestrales tal como la aplicación de antorchas encendidas a su cuerpo, tormento de origen germánico-.


No sabemos si la celebración eucarística del natalicio o díes natalis de los Mártires iba acompañado por un sermón tal como en la época de San Agustín; pero sí sabemos que, siguiendo la costumbre impuesta por el Papa Dámaso se cantaban los himnos que se le componían al respecto; los de Santa Eulalia están recogidos en el Antifonario de León.


Tras la celebración eucarística los cristianos celebraban con grandes fiestas profanas la muerte del mártir, incluido el banquete funerario.


En la ciudad de Mérida a 10 de diciembre de2011.



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