REFLEXIONES SOBRE EL DOMINGO DE PENTECOSTÉS Y EL NOMBRAMIENTO DE SANTA EULALIA COMO CELESTIAL PATRONA DE LA JUVENTUD DE LA DIÓCESIS DE MÉRIDA-BADAJOZ.

Algún matemático decía que el desorden es imposible ya que siempre había una configuración regular; por ello situaba el problema no en el mundo físico sino en nuestras mentes y ojos incapaces de deducir y ver las configuraciones regulares. Y así no sería nada contra naturaleza asegurar que no es casualidad que ayer sábado por la tarde, en la Misa de Pentecostés, el Arzobispo de Mérida-Badajoz anunciase la proclamación de Santa Eulalia como Celestial Patrona de la Juventud de su Diócesis. Santa Eulalia, también el pueblo cristiano de Mérida, y la Santísima Trinidad tienen mucho en común: cuando el arrianismo antitrinitario arriaba sus banderas triunfantes los emeritenses, liderados por nuestro obispo San Masona y el Duque Claudio, pusieron fin a su perturbadora presencia en Hispania y en las Galias.