LA PATRONA DE LA ARCHIDIÓCESIS DE OVIEDO (SANTA EULALIA DE MÉRIDA) TENDRÁ UN ALTAR PROPIO EN LA CATEDRAL QUE LOS ORTODOXOS CONSTRUYEN EN MADRID.

SEMANARIO DE INFORMACIÓN DE LA ARCHIDIÓCESIS DE OVIEDO: 
El reverendo Kordochkin, recibe de manos del deán Gallego el documento de donación de las reliquias en presencia del arzobispo de Oviedo Un gesto ecuménico sin precedentes tuvo lugar el pasado lunes en la catedral de Oviedo al finalizar la celebración de la liturgia en honor a Santa Eulalia de Mérida con la donación por parte del Cabildo catedral de una reliquia “extraída de los huesos de Santa Eulalia de Mérida, virgen y mártir, celestial patrona de la Archidiócesis de Oviedo a la Santa Iglesia ortodoxa de las Rusias que peregrina en Madrid”, tal como consta en la documentación de entrega firmada por el deán Benito Gallego. La trasmisión fue realiza en presencia del arzobispo de Oviedo, mons. Jesús Sanz, al reverendo Andrey Kordochkin, párroco de la parroquia madrileña ortodoxa de la Natividad de Cristo, que se ocupa de la atención pastoral a los fieles ortodoxos rusos en Asturias. La solicitud se hizo en base al interés que la Iglesia ortodoxa mantiene por las reliquias de los mártires cristianos del primer milenio y su intención de dedicar uno de los altares a Santa Eulalia en la catedral que los ortodoxos levantan en la gran vía de Hortaleza de Madrid. Como signo de deferencia y de la ansiada unidad entre ambas Iglesias, la Iglesia ortodoxa entregó a su vez al Cabildo un artístico icono con la efigie de Santa Eulalia de Mérida. Al acto, que conmemora también el Año de la Fe declarado por Benedicto XVI, asistió el Delegado episcopal de Ecumenismo Silverio Rodríguez Zapico. Santa Eulalia de Mérida (292- 304) es una de las niñas mártires más famosas de España. Como cristiana se negó a dar culto a los dioses paganos contraviniendo el decreto del emperador Diocleciano, por lo que recibió tortura y martirio. “Al sólo Dios del cielo adoro; a Él únicamente le ofreceré sacriicios y le quemaré incienso. Y a nadie más”, relata el poeta Prudencio. San Agustín hizo sermones en honor de la niña mártir cuyas reliquias llegaron a Oviedo en el Arca Santa, custodiada en la capilla de San Miguel.